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Asociacion de Radios y Programas Participativos de El Salvador (ARPAS) |
Por: ARPAS / www.arpas.org.sv / Editorial
Lunes, 10 de Diciembre 2012
ARENA sigue oponiéndose a la aprobación del préstamo de 60 millones de dólares, que sería destinado para apoyar a los pequeños productores del campo a través del programa “Agricultura familiar”.
Tal oposición arenera no tiene argumentos, sino excusas, como bien han señalado el diputado y dirigente efemelenista Medardo González, representantes de varias organizaciones campesinas y el Presidente Mauricio Funes.
La principal condición de ARENA para aprobar el referido préstamo es que parte de los fondos se entreguen a la Fundación Salvadoreña para la Investigación del Café (PROCAFÉ), una entidad privada gerenciada por reconocidos dirigentes areneros que los gobiernos anteriores financiaron ilegalmente con fondos públicos.
Otra de las condiciones es que con el préstamo en mención se construya, en el departamento de San Vicente, un sistema de riego que el jefe parlamentario arenero Donato Vaquerano ofreció como promesa de campaña.
Ambas condicionantes son cuestionables. Desde la perspectiva de la transparencia y uso correcto de los dineros públicos, es inaceptable que ARENA exija que se le entreguen fondos a PROCAFÉ sin una licitación pública donde compitan otros ofertantes; y desde la óptica de la utilización de los recursos estatales sin fines electorales, es repudiable la actitud del diputado Vaquerano.
Sin embargo, FUSADES, Aliados por la Democracia, las gremiales empresariales y los “analistas independientes” que suelen rasgarse las vestiduras por el buen manejo de los fondos públicos y por el uso no partidario de las finanzas estatales, guardan un silencio cómplice con las condiciones, chantajes y bloqueos de ARENA.
El fin de semana, el Presidente Funes dijo que prefiere perder el préstamo antes que ceder a los chantajes areneros. Esta posición es correcta y, consecuente con ella, Funes debería buscar mediante una reforma fiscal progresiva los recursos que ARENA le niega oponiéndose a los préstamos.
Y ésa debería ser también la bandera principal de las organizaciones populares: en vez de presionar a ARENA para que apruebe un préstamo que quizás nunca va a aprobar, deberían movilizarse por una reforma tributaria progresiva para la cual no son necesarios los votos de los obtusos diputados areneros.
El ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, debería acelerar la presentación de las propuestas que ha anunciado: impuestos a bienes de lujo, a grandes transferencias bancarias y a los grandes diarios impresos que son más catálogos publicitarios que medios informativos.